
¿Soy una abeja?
© Mark Ryden
Como niños
desde que comencé a buscarte / jamás una ciudad tuvo más esquinas
paredes curvas que conducen a la tierra de ninguna parte
ven
si quieres te regalo un muro
y nos ponemos a pintar casas de colores
helados de vainilla
tortugas voladoras
si quieres nos mudamos a una carpa naranja del ipss
pedimos dos frazadas al ejército peruano
conozco a un capitán y dormimos hasta que salgan la luna
y las estrellas
o si quieres te enseño
a correr olas a caminar por las altas montañas a cruzar los ríos en tiempo de crecida
también podemos cultivar la tierra y esperar la cosecha para el próximo
verano
si te parece podríamos ir al cine esta tarde
o vienes a verme y nos tomamos un café en la esquina
pero no te alejes
Doris Bayly
© Gottfried Helnwein
Estar
Vigilas desde este cuarto
donde la sombra temible es la tuya.
No hay silencio aquí
sino frases que evitas oír.
Signos en los muros
narran la bella lejanía.
(Haz que no muera
sin volver a verte.)
Alejandra Pizarnik
Pequeñez
Es cosa tan pequeña nuestro llanto;
son tan pequeña cosa los suspiros...
Sin embargo, por cosas tan pequeñas
vosotros y nosotras nos morirnos.
Emily Dickinson
© dolly vivian
Auvers-sur-oiseNadie te va a abrir la puerta.
Sigue golpeando.
Insiste.
Al otro lado se oye música.
No. Es la campanilla del
teléfono.
Te equivocas.
Es un ruido de máquinas,
un jadeo eléctrico, chirridos,
latigazos.
No. Es música.
No. Alguien llora muy
despacio.
No. Es un alarido agudo, una
enorme, altísima lengua que
lame el cielo pálido y
vacío.
No. Es un incendio.
Todas las riquezas,
todas las
miserias, todos los hombres,
todas las cosas desaparecen
en esa melodía ardiente.
T ú estás solo, al otro lado.
No te quieren dejar entrar.
Busca, rebusca, trepa, chilla.
Es inútil.
Sé el gusanito transparente,
enroscado, insignificante.
Con tus ojillos mortales dale
la vuelta a la manzana, mide
con tu vientre turbio y
caliente su inexpugnable
redondez.
Tú, gusanito, gusaboca,
gusaoído, dueño de la muerte
y
de la vida.
No puedes entrar.
Dicen.
Blanca Varela
De Retorno a la creatura
Dos monarcasAmo al pescado, el plateado monarca que se agita en mis manos. Yo lo escucho y lo miro vibrante en mis sentidos, tal vez como en las costas libres de alguna gran bahía donde no hay pescadores que sumerjan sus redes. Fabulosa materia que me intriga los ojos, dinos, ¿fue feliz este espacio de aleteos dorsales? Surcador de los sodios, ¿fue feliz este estado del ser temblando en la ansiedad, pero que nunca supe si es que huía o partía hacia costas o límites? Oh, habitante del mar, -otro reino que es el mío- oh, querido, necesito saberlo.Hoy estamos cogidos. Y tú extrañas el mar.Y yo extraño el amor. Si sonara el amor extenso como el mar. Oh, querido.Pablo Guevara
© La ventana de enfrenteNota I
te nombraré veces y veces.me acostaré con vos noche y día.y días con vos.me ensuciaré cogiendo con tu sombra.te mostraré mi rabioso corazón.te pisaré loco de furia.te mataré los pedacitos.te mataré una con paco.otro lo mato con rodolfo.con haroldo te mato un pedacito más.te mataré con mi hijo en la mano.y con el hijo de mi hijo/ muertito.voy a venir con diana y te mataré.voy a venir con jote y te mataré.te voy a matar/derrota.nunca me faltará un rostro amado para matarte otra vez.vivo o muerto/un rostro amado.hasta que mueras/dolida como estás/ya lo sé.te voy a matar/yote voy a matar.Juan Gelman